Como dejé de gastar el dinero y empecé a viajar

Cuando viajamos pensamos que no vale la pena gastar tanto dinero. Bueno, en realidad: no es así. ¡Ya lo creo que no! Si lo piensas, en realidad quién a menudo nos dice eso son nuestras madres y nuestros hermanos, nuestros tíos y nuestros sobrinos. Sí, son ellos, los que nos dicen gastamos demasiado dinero en viajar.

Pero la realidad es distinta, y mucho. Como la diferencia entre el que trabaja para vivir o el que vive para trabajar. Por ejemplo, si yo gasto mis ahorros en cosas, como artículos de consumo, como comprar muchos libros que luego a lo mejor no tengo tiempo para leer, sin que haya – por supuesto – nada de malo en ello, seré feliz pero no tan feliz como viajando. Porque me conozco.

Esta entrada es para revindicar los viajes. Qué puedo decir: no toda la vida es estar en casa y no toda la vida es trabajar. Viajar es la máxima expresión de la vida, porque viajando vivimos sin ningún tipo de carga salvo la de disfrutar – ah, sí: y cargar con la mochila.

Como dijo una vez alguien, viajar es «el arte de expatriarse por un breve periodo de tiempo». Esta frase me gustó, y me lo apunté en algún lugar de mi blog. Porque es cierto, como también lo es que viajar es «ponerse por un día o por una semana en la piel de un francés, en la piel de un alemán, o en la piel de un italiano o de un checo, de un británico o de un eslovaco».

Cuando viajo me tomo el café donde se lo toma cualquier parisino normal. A su vez, cuando viajo a Eslovaquia compro el periódico donde cualquier otro eslovaco de a pie lo haría.Viajar estimula nuestro sentimiento de empatía y de pertenencia a la raza humana.

¿Por qué? Porque hace que pensemos como piensan los demás por un momento: con empatía hacia nuestro prójimo. A la vez nos hace sentirnos parte de un continente común y no sólo siendo los adversarios que éramos hace tan sólo medio siglo.

Si bien se puede casi decir que cualquier parte del mundo merece la pena un viaje, el viejo continente tiene algo especial. El continente europeo, viejo y antiguo y – por qué no decirlo – en decadencia.

El padre – o la madre – del Estado de bienestar. Desde donde Colón partió a hacer el “borrico” a las Américas. A las Américas que a su vez nos devolvieron mucho bien a nuestra propia cultura hispana.

Esta es la reivindicación de Viajes por Europa: nuestra reivindicación de viajar. Que ningún viaje sea en vano. Que ningún viaje nos deje igual. ¡Que descanséis!

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